La tecnología digital es tremendamente nueva y presenta desafíos sin precedentes para la evolución humana. En las escuelas tradicionales, se presenta solo como una herramienta funcional, rara vez considerando las implicancias que ésta tiene para los distintos ámbitos en que se desarrolla el ser humano. En las escuelas Waldorf, en el ciclo básico frecuentemente se omite o se ignora; y cuando se implementa en la educación media, es fácil se presente de forma inconexa con un currículo consistente con el desarrollo humano, así como carente de trasfondos éticos, sociales y filosóficos.
La tecnología digital es herramienta de todos los días en nuestras vidas de adultos, y será actor importante en el mundo de nuestr@s niñ@s, por lo tanto es primordial que podamos abordar este tema con conciencia, sentido común, responsabilidad y visión, y no lo dejemos para último momento; pues así como antes de aprender a conducir se estudia las leyes del tránsito y el funcionamiento de un vehículo, podemos conocer el funcionamiento del mundo tecnológico mucho antes de enfrentarnos con una computadora.
Debemos considerar, por sobre todo en la enseñanza de nuestros niños, el factor ético en el uso de la tecnología; pues si no logramos discernir sobre los elementos que la componen, buscando en ellos el respeto por el individuo autónomo, la responsabilidad por sobre la comunidad y la resiliencia sobre la incertidumbre del futuro; nos dejamos fácilmente llevar por fuerzas que socavan nuestra libertad y nos privan de nuestra autonomía y nuestros derechos básicos. La máquina debiera estar al servicio del humano, pero no es raro ver que ocurre lo contrario. Hoy los algoritmos de Inteligencia Artificial desafían al ser humano en todos sus ámbitos, y no es precisamente la inacción o la desinformación camino para potenciar un Yo capaz de cuestionarse, discernir y tomar decisiones con conocimiento, responsabilidad y voluntad. La libertad en lo digital pareciera no estar dada por defecto, mas debemos aprender cómo conquistarla una y otra vez. En el mundo moderno, nuestro dedicado cuidado de la infancia no es suficiente si considera a la tecnología digital como una amenaza solucionable solo con la postergación de su uso hasta que el/la niña/niño alcance la madurez necesaria en sus cuerpos; en otras palabras, el no considerar que el niño, tarde o temprano, hará uso de la herramienta digital, es al menos una negligencia, en un mundo en el que lo digital invade cada vez más lo humano. Es por eso que no debemos solo enfocarnos en el alejar a nuestr@s hij@s de las pantallas en edades en que son neurológicamente muy vulnerables a efectos no deseados, sino que además debemos tomar el toro por las astas y entregar, de forma gradual, los criterios y la educación para que la relación con la tecnología digital sea sana, justa, ética, inclusiva y colaborativa, dentro de una comunidad humana que busca un bien mayor por sobre el individualismo.
Y ocurre que existen distinciones muy específicas que podemos hacer en el mundo de lo digital, que separan dos esferas claramente definidas por cómo permiten o no la realización de la voluntad humana: La de la máquina como un ser que atrapa y somete la voluntad del usuario; y aquella donde la máquina es una herramienta que el ser humano puede utilizar para proyectar su creatividad a través del impulso volitivo. Los elementos que separan estos dos ámbitos son concretos y comienzan por la característica de si el software en cuestión cumple con los requisitos para ser considerado Software Libre. El Software Libre es la definición que ha permitido desarrollar una comunidad y una plataforma de uso de la tecnología digital donde los valores de libertad humana tienen una importancia primordial, protegiéndonos de la supeditación de la autonomía y voluntad humanas a una inteligencia artificial.
Un Currículo lejos de las pantallas #
En cuanto al currículo de enseñanza, éste debe avanzar reflejando el desarrollo en que el ser humano lo ha descubierto en forma creativa; desde los rudimentos de la máquina (telar), pasando por lo eléctrico, hacia lo eléctrónico y ulteriormente lo digital, reconociendo en cada uno de estos pasos una realidad nueva que opera bajo mecánicas distintas. Se da énfasis a esclarecer, fuera y anterior al contacto con la máquina digital (computadora), principios matemáticos, lógicos y filosóficos del funcionamiento de éstas, tales como la numeración binaria, la silogística aristotélica y la lógica booleana, etc. Una vez se vea la computadora, el orden orgánico del currículo debe también seguir el orden histórico, y gradualmente ir aumentando en complejidad, con el fin de llegar al tiempo actual con una comprensión profunda de todos los niveles de abstracción que en éste subyacen.
Después de comprender las mecánicas del funcionamiento de estas tecnologías, se descubre el cuestionamiento sobre los valores éticos y las implicancias filosóficas, políticas, económicas, sociales, sicológicas y espirituales en el uso de las plataformas, y la búsqueda del discernimiento para poder discriminar entre aquellos usos y plataformas que contribuyen al desarrollo creativo del ser humano, versus aquellos que conducen al estancamiento o la falsedad.
Un Currículo tangible #
Pero la tecnología digital no es solo materia de currículo educativo, pues es también una herramienta que se usa diariamente en las escuelas. Por eso, es importante que la escuela, así como ojalá la comunidad, vea reflejado los principios éticos en su propio uso.
Es por eso que una iniciativa respecto al currículo educativo para la enseñanza del uso responsable de la tecnología digital, idealmente debe llevar a la vez un estudio, diseño e implementación sistémica del uso de los sistemas informáticos en la escuela por parte de maestros, administrador@s y familias.
Si buscas ayuda o asesoría para implementar currículos de tecnología o hacer uso ético de las plataformas digitales en tu escuela, sea pública o privada, tradicional, Waldorf o de cualquier metodología, por favor no dudes en
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